La Sociedad de Mejoras de Pereira: Símbolo de institucionalidad, desarrollo y civismo pereirano
Al llegar a los 156 años de fundación de la Perla del Otún y analizar su desarrollo y crecimiento, se hace necesario resaltar a la Sociedad de Mejoras de Pereira, una entidad privada, sin ánimo de lucro y de utilidad común, que es el gran símbolo del civismo pereirano, que acaba de cumplir 94 años al servicio de la ciudad, y que a lo largo de su historia ha sido el reflejo del gran amor por Pereira de muchos hombres y mujeres que han dedicado su vida a la transformación positiva de su querida capital risaraldense y que hoy con gran empeño lo siguen haciendo.
Nace una entidad cívica por excelencia
Como fuente de financiamiento de los proyectos, la Sociedad de Mejoras se valía de las contribuciones del comercio para este fin, recogía los dineros de carnavales adelantados por la Comisión Femenina, además de los préstamos realizados por sus asambleístas, quienes aportaban recursos para la construcción
de las obras, quedando como accionistas y logrando así la edificación de
proyectos al servicio de los pereiranos.
La SMP es el mejor símbolo de civismo, de articulación y de grandes ejecutorias en la región demostradas a través de la planificación, estructuración, gestión, construcción y puesta en marcha de los más importantes proyectos para la ciudad, como la Cámara de Comercio de Pereira (1926), el Parque Olaya Herrera (1934), la terminación de los Parques La Libertad y Lago Uribe Uribe (1935), el Instituto Eduardo Santos (Hotel Movich 1942), el Hospital San Jorge (1943), el Aeropuerto Internacional Matecaña (1946), el Batallón San Mateo (1948), el Parque Jorge Eliecer Gaitán (1948), el Zoológico Matecaña (1961), la Universidad Tecnológica de Pereira (1960), el Bosque Municipal (Parque El Vergel 1962), el Estadio Hernán Ramírez Villegas (1971), la Villa Olímpica (1973), el Coliseo Mayor Rafael Cuartas Gaviria (1974).
Transcurridas
seis décadas después del nacimiento de Pereira como ciudad, el 2 de mayo de
1925, un grupo de veinte hombres cívicos fundaron la Sociedad de Mejoras, como una necesidad palpitante de la época, a fin de conseguir progreso y desarrollo
para los ciudadanos, siendo determinante para este propósito la mezcla entre un
pueblo pujante que ya visionaba el futuro y el empeño de esta corporación
cívica, esencial para transformar a la ciudad.
Al ser la Sociedad de Mejoras de Pereira una entidad cívica por excelencia, guiada por el deseo de progreso de sus fundadores, desde su seno se empezaron a diseñar estrategias para recaudar recursos, llegando a la realización de actividades como carnavales, reinados, festivales gastronómicos y bazares, en donde todos eran a su vez vendedores y compradores bajo el deseo de recaudar fondos que permitieran materializar los sueños de progreso de una sociedad que desde su nacimiento ha sido pujante.
Desde el año 2015, ante el cese de las funciones de administración del Zoológico Matecaña, la entidad afrontó algunos de los más grandes retos en su historia: replantear su rol en el desarrollo regional, reconocerse a sí misma como institución y evaluar sus capacidades, y por ello emprendió un proceso de planeación estratégica que le permitió definir claramente sus ejes de intervención, entendiendo que debía focalizar sus recursos.
La
fundación de la Sociedad de Mejoras, se dio en el contexto de los retos que
afrontaba Pereira en el siglo XX como una ciudad colombiana jóven, fundada en
el año de 1863, que no fue capital sino hasta 1973 cuando se creó el
Departamento de Risaralda, y por lo tanto para aquella época padecía las
consecuencias del centralismo de recursos que llegaban al Departamento de
Caldas para aglutinarse en Manizales.
Por
sus características de suelos volcánicos, clima y topografía, Pereira se
convirtió en una de las principales zonas productoras de café de Colombia;
adicionalmente su localización geográfica estratégica para el paso de cargas
entre el centro del país y el Océano Pacífico la convirtieron desde muy
temprano de su historia en un cruce de caminos, lo que generó una gran
vitalidad comercial y contribuyó a un gran flujo migratorio desde Antioquia,
Valle del Cauca y algunas importantes colonias de migrantes extranjeros.
En razón de lo anterior, vinieron los cambios demográficos que exigían rápida capacidad de respuesta por parte de la institucionalidad local, pues la ciudad creció vertiginosamente pasando de una población correspondiente a 633 habitantes en 1870, a 50.699 en 1928, cifra que para el año 1951 ya se había transformado en 115.342 personas y después en 227.498 en el año 1973.
Siendo
así, desde la fundación de la SMP en 1925 hasta mediados de 1980, los
pereiranos evidenciaron como se duplicaba la población de su ciudad en dos
ocasiones, generando importantes demandas, siendo precisamente la Sociedad de
Mejoras la que estuvo ahí para anticipar los retos y proveer soluciones de índole
estructural al desarrollo, así como para promover
el espíritu cívico y la conciencia de servicio, solidaridad y buenas prácticas
por las regiones y el país.
Los fundadores de la SMP, identificaban las necesidades de la ciudad para la época en materia de infraestructura vial, transporte, dinámicas comerciales, educación, salud, seguridad, y hasta entretenimiento, soñando con numerosos proyectos que parecían ser muy ambiciosos teniendo en cuenta la carencia de los recursos; sin embargo, el modo de financiación nunca fue un freno para soñar, gestar y realizar grandes obras para Pereira.
Los pereiranos y la gestión de recursos
Otra de las fuentes de recolección de dineros en favor del desarrollo de Pereira se concentra en la realización de los reinados, en donde no se llevaba la corona la mujer más bella, sino aquella que lograra recolectar más recursos para seguir adelante con las obras que se estuvieran gestando; siendo precisamente el Hospital San Jorge de Pereira una obra lograda a través de este mecanismo, ya que éste se construyó entre 1940 y 1948, pero fue en el año 1943 cuando se dio una enorme muestra de civismo a través del Reinado de la Caridad, cuyo propósito era recoger fondos para la materialización de este necesario proyecto, siendo tal la movilización de personas, que medios como la BBC de Londres destacaron el hecho en el mundo.
Para la gestación de grandes obras en Pereira también fueron vitales los convites, donde se congregaban hombres y mujeres, con conocimiento o no de construcción, pero que tuvieran toda la voluntad para ser dirigidos por expertos, quienes asignaban tareas que contribuyeran a la edificación.
Precisamente, uno de los convites más históricos de Pereira se llevó a cabo el 20 de julio de 1944, cuando la comunidad dimensionó un campo de aterrizaje como una necesidad vital para la ciudad y se reunieron hombres y mujeres distinguidas de la época, quienes como está consignado en fotografías, con vestidos, medias veladas y tacones tomaron palas y picas para ayudar a adecuar el terreno de la pista del hoy Aeropuerto Internacional Matecaña. Después del primer convite se realizaron varias gestas cívicas, que lo convirtieron en uno de los más queridos patrimonios de los pereiranos.
Otro de los convites más simbólicos de Pereira fue el de la Villa Olímpica, ya que el 20 de julio de 1962 unas 50 mil personas dejaron a un lado sus labores para desplazarse hasta un sector de la villa para destrozar cañadulzales, hacer banqueros a pico y pala, sacar piedras del rio y hacer una marcha para recoger entre todos los ciudadanos donaciones de arena y ladrillos, lo que permitió empezar a materializar esta gran obra.
Y cómo no mencionar la unión de los pereiranos que giró en torno a la construcción del Zoológico Matecaña, la cual se dio de una forma espontánea gracias a las contribuciones de los pereiranos, quienes empezaron por donar tatabras, venados, guatines, guaguas, armadillos, iguanas, dantas, serpientes, aves y todo tipo de animales autóctonos de la región que pronto se convirtieron en un gran capital, alimentado por decomisos de los circos e incautaciones realizadas por las autoridades nacionales. Este zoológico se consolidó como uno de los más importantes del país y después de muchos años dio paso al Bioparque Ukumarí, a fin de fortalecer la oferta turística de la ciudad.
Las obras de la Sociedad de Mejoras de Pereira también contaron con un gran apoyo público, en el año 1947 ante la falta de recursos para seguir adelante con los proyectos, se logró que la Asamblea Departamental de Risaralda aprobara en beneficio de la Sociedad de Mejoras de Pereira y de las bibliotecas públicas, la destinación de $4 pesos mensuales correspondientes al impuesto cobrado a los vehículos particulares, los cuales para la época eran 275 automotores. También fue vital para esta capitalización de recursos, el excelente relacionamiento que se estableció con el Gobierno Central de la Nación, logrando el aporte para algunos de los proyectos más emblemáticos de la entidad.
Grandes obras y proyectos
Además, se realizaron obras de infraestructura vial al interior de la ciudad como la hidroeléctrica, el acueducto, sus principales avenidas y las carreteras para la comunicación terrestre con las ciudades de Manizales, Armenia y Cartago, los parques y el ornato de la ciudad, entre otras grandes obras que por medio de gestas cívicas convocaron a los diversos estamentos de la sociedad pereirana e incidieron notablemente en la consolidación de la ciudad de tamaño intermedio y con altos niveles de calidad de vida de la actualidad.
Ha sido tal la importancia de la SMP, la representatividad de la sociedad civil organizada a través de ella y su capacidad de incidencia sobre la gestión pública eficiente, que difícilmente se pueden identificar proyectos o programas en la ciudad de Pereira, bien sean de infraestructura y ornato, de actividad gremial, culturales, recreativos, ambientales o incluso sociales, que hayan sido gestados sin su participación.
La SMP hoy: Institucionalidad, experiencia, liderazgo y nuevos proyectos
La alta dirección de la entidad, es decir su Asamblea General y su Junta Directiva, decidieron capitalizar la experiencia que se había construido durante más de nueve décadas; el conocimiento y las lecciones que se habían aprendido y que aún estaban vivas en el recuerdo de sus miembros; y la institucionalidad única y especial de la Sociedad de Mejoras de Pereira que tiene la más potente conformación asambleísta de las entidades del desarrollo local, pues en ella convergen el sector público con todas las instancias del gobierno municipal y departamental, así como el sector privado con los gremios, la academia y la sociedad civil organizada.
Siendo así, la entidad empezó a soñar de nuevo con grandes proyectos para el cumplimiento de su objeto social y para Pereira, a partir de la construcción colectiva, lo que dio muestra de la capacidad de esta institución para construir tejido social y convocar actores, dejando como resultado un plan estratégico retador y visionario, que le permitió identificar programas de alto impacto regional como Pro Risaralda, Cultura Ciudadana y Tejido Social, y decidió así mismo volver a su esencia como gestora de parques y espacios públicos de calidad, a partir de la destinación de recursos específicos para la implementación de proyectos en cada una de estas áreas.
De esta manera, se definieron como líneas de intervención: 1. Fortalecimiento Institucional, 2. ProRisaralda: Tanque de Pensamiento y Unidad Gestora de Proyectos, 3. Cultura Ciudadana y Tejido Social, 4. Parques y Espacio Público, 5. Gestión de Predios: Plan Maestro Matecaña; Parque El Vergel y La Nogalia; lineamientos estratégicos que están posicionando a la Sociedad de Mejoras de Pereira, no sólo como la entidad del pasado que jugó un papel indispensable en la construcción del presente, sino como una organización que está presente y vigente en la Ciudad y que seguirá realizando esfuerzos incansables para construir el futuro de la apreciada Perla del Otún, como resultado de su institucionalidad y como símbolo de la pujanza, el desarrollo y civismo pereirano.